Pulga, mi amigo

Lucho salió de su departamento en el sexto piso para comprarle comida a Pulga, su gatito. Atravesó las cuadras de Plaza Serrano entreiluminado por el sol que se filtra los mediodías brillantes entre las hojas de los plátanos. En el camino se tentó con un pequeño sweater para felinos, tejido a mano. Era el regalo perfecto para su infaltable compañero.

Al llegar a la puerta de su casa encontró un grupo de viejas con bolsas de mandados rodeando un algo que despertaba sus más consternados suspiros. Un hombre ofuscado gritó en tono indubitablemente popular: "¡En este barrio llueven gatos, llueven! ¡Casi cabeceo una bola de pelos!" Lucho no quiso deducir lo obvio; forzaba su ceño para evitar lagrimear por adelantado. Se abrió paso entre las señoras y su cara se desfiguró de reprimida tristeza al constatar la escena. Profundamente acongojado y atravesado por la irreversible daga de los hechos, se dejó caer de rodillas frente a Pulga, mientras soltaba las compras que minutos antes paseaba por Palermo, llenas de felicidad.

En memoria de Pulga, amigo inseparable de Hugo.

3 comentarios:

macchia dijo...

Qué bueno... sí, algo así, totalmente. y está bueno ese tono cuentístico que le aplicaste. Las bolsas, las viejas, la plaza, la lluvia, las rodillas. bien, qué orgullo. anita.

Lulu dijo...

HERNU
ESTE ES EL GERMEN DE UN CORTO MUY ZARPADO.
no pierdas la esperanza de filmarlo alguna vez. no lo hagas

Lulu dijo...

es tan bueno este post que todavía no se te ocurriò otro para postear? o al menos no alcanza su nivel?
DALE FIERA!!
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